Recuerdos de la infancia

Recuerdo mi primer recuerdo. Todo era negro, oscuridad más bien. A lo lejos hay un puntito blanco. No, no es un tunel, es el vacío más absoluto por todos lados salvo allá al fondo. Yo no voy, me llevan. Cuando me acerco el punto va creciendo. Rapidamente se hace más grande, veo unas literas, es mi habitación. voy directo hacia la litera de abajo ahí estoy yo. Durmiendo.

Me despierto, creía tener 3 años, pero ahora recuerdo que si mi hermana no había nacido debería tener solo 1 ó 2. La casa es un bullicio, en la misma habitación, mi hermano se está vistiendo , mi padre camina por el pasillo hacia la cocina, y el perro va con él. Mi madre me viste a mi, porque yo no se hacerlo.

Conozco a todas estas personas y se quienes son, pero no recuerdo como se llaman. ¡No puedo recordar sus nombres!. Paso unos instantes de confusión hasta que pasa por mi cabeza la idea de llamar al perro. En vez de llamarle por su nombre simplemente pienso en llamarle. Y así articulo las palabras:

-Ven Cam. Y el perro viene y deja que le acaricie. Repito su nombre para mi y así poder recordarlo. Hago lo mismo con "Papá", "Héctor" y "Mamá". Ya nunca se me volverán a olvidar sus nombres.

También recuerdo que el tiempo pasaba taaaaan despacio. Parece una exageración cuando digo que entonces las semanas eran como años hoy en día. Pero yo no creo exagerar lo más mínimo. Volver a la guardería un lunes era comparable al fin de las vacaciones de verano en el instituto. Todo pasaba muy muy lento.

Me sorprende los pocos recuerdos que me quedan de aquella casa. Sí recuerdo cuando nació mi hermana, fui a buscar a mi madre para jugar o contarle algo. Pero poco menos que me echó del cuarto, estaba con el bebé. Me sentí muy mal, no fue realmente por envidia ni celos, era simplemente la sensación de una necesidad que no podía ser satisfecha. Creo que nunca culpé a mi hermana por ello.

Entre Héctor y yo hicimos un boquete en la pared de nuestra habitación, que iba creciendo día tras diá, llegando hasta la cara interior de los ladrillos y más hayá (¿como fuimos capaces los 2 renacuajos?), creo que usábamos un destornillador para rascar o algo así. No se muy bien por que lo hacíamos, pero a medida que crecía yo me sentía más orgulloso con la creación.

Mi hermano conduciendo en su coche electrico por el pasillo con cara de velocidad. Hoy en día hace practicamente lo mismo en la carretera. Algunas cosas no han cambiado tanto.

Solíamos salir a jugar en el descampado de enfrente, me sorprende que todos mis recuerdos ahí estamos solos mi hermano y yo. Realmente mi madre nos daba libertad (siempre lo hizo). No recuerdo muy bien a que jugábamos, pero si recuerdo bien el movimiento ninja que hice cuando de un salto esquivé una zancadilla que me quiso propinar mi hermano por la espalda, ¡y lo hice sin mirar!.

También recuerdo cuando abandonamos la casa, a mi nadie me avisó como siempre. Simplemente un día me desperté, y no estaba donde me había acostado, estaba en otra casa complétamente distinta. Nunca más volví y nunca pude despedirme.

Pienso vovler a esa casa, no se ni donde está, muchas veces he pasado por la zona, pero ya no reconozco nada. Ni si quiera sé como se escribe la urbanización, ¿era baimar ó vaymar?. No lo sé, pero espero encontrarla. Se lo diré a mi hermana, a ella le gustan estas cosas.


Iremos ahí y llamaremos al timbre. Nos abrirán la puerta y ¿qué les diremos?.

-Hola, soy Gonzalo y esta es mi hermana Alejandra, nacimos y crecimos en esta casa hace casi 30 años, ¿serían tan amables de dejarnos visitarla de nuevo?.

Treinta años, dios, ¿de verdad hace ya 30 años de aquello?. No puedo decirlo sin que se me salten las lágrimas (literalmente).

No se que voy a encontrar en mi casa, ni si quiera si recordaré mínimamente algo de todo aquello, seguramente me parecerá todo taaan pequeño. Pero en realidad solo hay una duda que quiero resolver: ¿se notará aun que allí hubo un buen boquete en la pared?

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